Nos vamos a Les Sables d’Olonne a ver la salida de la Vendée Globe y despedir a Unai y su Pakea . Salimos el viernes a última hora , vienen conmigo dos amigos de Galicia , Salva y Alberto que aunque no están muy metidos en el mundo de la vela tienen ganas de ver el ambiente y el espectáculo. Ellos si que van hacer kilómetros en tres días , sobre 2000 , yo algunos menos , les espero a mitad de camino y salimos con mi furgoneta que nos valdrá de campamento base en Les Sables d’Olonne . Dormimos a mitad de camino , esta vez no hay que hacer guardias como en el velero , aunque la furgo será nuestra casa como lo es el Shackleton Henry cuando navegamos. Nos despertamos temprano y ponemos rumbo a Les Sables d’Olonne , desayunamos en el camino para no perder tiempo y entrar pronto en el centro urbano y encontrar sitio para aparcar. Entramos por la zona costera y ya vemos al fondo la salida del puerto por donde partirán los veleros a dar la vuelta al mundo .
Empezamos bien , encontramos sitio a los diez minutos el lugar de nuestro campamento , y a cinco minutos de los pantalanes , aquí nos quedaremos los dos días, el pueblo se empezará a llenar de gente y no habrá sitio para aparcar.
Salimos a dar una vuelta y acercarnos a ver los veleros , hay muchos aficionados que han venido y el puerto esta a tope.
Nos acercamos al pantalán donde están los veleros con la intención de verlos de cerca y ya de paso saludar a Unai y desearle buena suerte y buenos vientos , pero es imposible ,le vemos a escasos metros , hay mucha gente y se necesitan pases , son los últimos días y andan ultimando todo, así que por mucho que lo intentamos no podemos pasar a los pantalanes, nos quedamos con uno poco de ganas después de los kilómetros que no hemos hecho , pero bueno, en otro momento tendremos más suerte.
Seguimos de ruta por el puerto , visitando los stands , nos encontramos con amigos , el mundo es un pañuelo, hay mucha gente hoy sábado ,el domingo habrá más que es el día de la salida.
Alternamos los paseos por el puerto , el pueblo , y los intentos de ir al pantalán , y como llueve a ratos, pues con las partidas de cartas en la furgo . Es la manera de capear el temporal que cae a ratos en Les Sables d’Olonne . El paraguas fue nuestro compañero inseparable , pero el tiempo nos dio bastante tregua.
Esta noche decidimos salir a cenar fuera , que hoy ya comimos en la furgo y nos apetece un poco de espacio y tranquilidad , que no hay mucho sitio para moverse por el interior de la furgoneta tres personas y más si fuera llueve y no puedes salir para ganar espacio.
Antes seguimos descubriendo el pueblo , paseamos por sus calles , cogemos una que nos lleva a otra parte del puerto , vemos que hay dos transbordadores que cruzan de un lado a otro del puerto y te evitan dar la vuelta. De nuevo nos encontramos con amigos. No tenemos prisa , observamos varios cruces y decidimos ir al otro lado y ver si se puede cenar allí. Nada más cruzar , música en directo , que bien , cervecita y a escuchar el grupo , que suena muy bien, además ahora no llueve y se está de lujo en la calle, Alberto les compra un CD a los músicos.
Al rato decidimos ir a cenar a un restaurante, hay varios , nos cuesta ponernos de acuerdo , al final nos decidimos por uno y cuando ya estamos a punto de entrar , nueva discusión y nos vamos de nuevo , que difícil es ponerse de acuerdo , que suerte tienen estos solitarios , ellos si que ponen el rumbo que quieren y no discuten con nadie.
Bueno , al final a cien metros del restaurante hablamos y lo pensamos , empieza a ser tarde y todavía nos quedamos sin cenar, así decidimos volver al mismo del que nos habíamos marchado a sus puertas. Cenamos y charlamos a que hora nos levantaremos mañana , sabemos que Unai saldrá sobre las diez y pico de la mañana y habrá mucha gente. Ya estamos terminado de cenar cuando tenemos la sorpresa del viaje , ya que después de los kilómetros , la lluvia, tiempo de espera en los pantalanes sin poder pasar, vemos que sale Unai del mismo restaurante ,esto si que es suerte , le llamo y le saludamos los tres , le deseamos suerte y buenos vientos , nos da las gracias y nos despedimos hasta la vuelta , que si podemos saldremos de nuevo en el Abra ha recibirte , esta vez de nuevo en el agua, desde Shackleton Henry.
A la mañana siguiente ya estamos en pie a la siete, ya empieza la gente a coger sitio por la bocana del puerto , increíble , es la primera vez que venimos y no sabíamos el ambiente que había. Desayunamos y volvemos al puerto , esta vez nos metemos por una calle que va a otra zona y ¡ bingo ! ,encontramos una zona que nos deja en un pantalán que esta enfrente del Pakea , a escaso veinte metros ,con poca gente, no hay que pegarse empujones, con buenas vistas de los veleros y de un sitio inmejorable para despedir a los navegantes , sobre todo a Unai , que pasará por delante nuestro.
Van saliendo uno a unos todos los veleros , hasta que le llega el turno a Unai y le despedimos con “ buenos vientos “ .
Seguido salimos del pantalán y vamos hacia la bocana del puerto a ver todos los veleros en el mar en la zona de la verdadera salida, a partir de aquí les seguiremos desde el ordenador en la página de
Ya no nos queda más remedio que salir de vuelta y encaminar hacia casa , la lluvia nos persigue hasta entrar casi en la frontera , y esperar a la vuelta .
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